domingo, 13 de junio de 2010

La Teoría de "El Vendedor"

LeEr pOr LeEr nunca quise que fuese sólo un espacio de entradas de opinión política, sobre todo manifestado en diversas entradas como fue la inauguración del mismo con mis queridos Carnavales u otras respecto a la religión o mi momento de "desnudez" en Lo Que Nos Es Querido Siempre Quedará (I).
Es más, todo empezó por las divagaciones compartidas y que me gustaría ir mostrando poco a poco si nuestro querido Incompetente y sus secuaces, es decir, ZP&CIA, me lo permiten.
Y entre taaantas teorías con las que me he pasado horas en el Herminios, Black, incluso en el Carusso, etc., etc., pues comenzar con la que más me llamó la atención el otro día por ciertos motivos y la más simple.

Describir a "El Vendedor" es tarea fácil, pero profundizar un poco más en lo que hay detrás de su oferta, es lo complicado y lo debatible. El Vendedor... pues lo somos todos. Cada persona tiene una estrategia para venderse y crear demanda. Principalmente, utilizamos la imagen exterior, sin duda es la más importante, sin ella, no entraríamos en la tienda. Cada Vendedor tiene su clientela. A raíz de ahí, cuando ya se ha mostrado, ha dejado ver su escaparate, toca el juego de la palabra. Todos los factores son importantes, los gestos, la entonación, la risa o sonrisa cuando hay que mostrarla, el juego de manos, o los ojos mirando fijamente a la "presa" para transmitir seriedad en ciertos momentos. Es la tarea simple y agotadora de "El Vendedor". El carisma es la baza más importante, pero aún así con estos requisitos tan básicos, no siempre obtiene lo que consigue, y menos aún en momentos de crisis donde éste lo tiene más difícil.
Esta descripción sirve tanto para el frutero como para el carnicero, pero aquí estamos con el juego oferta-demanda de personas. Somos vendedores en el trabajo, en las amistades, en las relaciones...
Supongamos que nos ha atraído la oferta, pues llegamos al problema principal y de discutir, cuando el comprador demanda más de lo que nuestro querido amigo puede ofrecer. Y El Vendedor es como la garantía de un electrodoméstico, caduca o tiene letra pequeña.
Ahora, analicemos otro supuesto: uno de estos comerciantes se vende bien en su vida laboral, en sus relaciones de ocio y amistad privadas, etc. Nuestro querido comercial es humano, y ser Vendedor acaba siendo un trabajo, por tanto, te acabas agotando. Por ello, mal vendedor aquél que utiliza sus artimañas en todo momento. Cuando de pequeña me compraban una muñeca nueva, la adoraba, cuanto más pasaba el tiempo y más vieja se ponía, me enloquecía. Ya me la habían vendido, ahora la muñeca era mía, no la de la caja. El Vendedor se queda en la tienda. Por tanto, vale cuestionarse hasta donde llegamos cada uno como vendedores. Desde luego que por superficial que parezca es así, somos vendedores y además competitivos, lo cual es sano. También, lo bueno de esta competitividad es que conoces mejor a tu competencia lo utilizas de modo personal para que no le vaya mal a uno mismo el negocio y acabes por comprar tú.
Vida ésta en la que vendes y acabas comprando, un "incauto" como dirían en mi pueblo. Vida ésta en la que vendes y, en definitiva, te quedas viviendo en la tienda.
El mejor vendedor no es el que vive en la apariencia.


"Aparentar es la llave más próxima a la falsedad, y por ende a la soledad".




y tal y cual...

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