Caballero y princesa,
cortejo de barones,
sonrojos de cortesana.
Vacilaciones de sorpresa,
acercamiento tímido,
admiración mutua,
sin más.
Y se rompe la tensión
del miedo a encontrase
con locuras de pasión
y sólo queda...
Caemos, caes.
Risas terminadas en dulzura,
y tus perlas brillan,
hablan,
y transmiten con suavizad.
Delicadeza,
qué menos que cuidarte.
Señor por fuera,
niño de verdad,
tierno por tanto.
Y compartiendo jovialidad,
sintiendo libertad,
vanidoso presumir
orgullosas cualidades,
cuales son elixir.
Liberales no conocen de cobardes,
tampoco saben de rencor.
Miedo.
(Leticia María Moratinos Alonso)
miércoles, 28 de julio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)